jueves, 25 de agosto de 2011

Onomatopeyas

Dicen los antropólogos que las primeras palabras surgieron de la recreación de sonidos que oían y que iban ligados a los objetos que los provocaban. Por ejemplo, para designar a un animal lo nombraban empleando el sonido que emitía. Algo parecido a lo que todavía sucede con el lenguaje infantil cuando un niño en español se refiere al gato como "un miau" o al perro como "el guau".
De esta forma, podemos encontrar multitud de términos en las diferentes lenguas con un origen etimológico. En castellano, algunos cuesta reconocer dicho origen etimológico. Por ejemplo, el verbo roncar proviene del sonido que se emite ante este problema nocturno (¡roooooonc!). O cuando alguien decimos que tiene un tic nervioso es por el sonido casi imperceptible que casi puede acompañar ante esta manifestación.
Ya habrás comprobado la cantidad de palabras que pueblan este idioma con un origen onomatopéyico. Y seguro que te habrá llamado la atención como en estos idiomas tienen verbos como to ring, que es llamar por teléfono en clara referencia al sonido del timbre (aunque cada vez es más común que se use to call). O que un zumbido se pueda traducir como buzz, y que también a veces se entiende como sinónimo de rumor. Siempre se dice que antes de la entrega de premios de los Oscar de Hollywood hay como un buzz en los cenáculos cercanos a la meca del cine sobre quiénes serán los agraciados.

Llorenç Garcia

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